Esta tecnología ofrece la posibilidad de transmitir por varios carriles, por lo que en el caso de tratarse de un modelo PCI Express x16 aumentaría la velocidad de transmisión de los 4 GB/s a los 32GB/s. Esto hace que las comparativas entre los discos duros conectados a una conexión SATA o PCI Express salga ganando claramente esta segunda interfaz.
Aquí lo interesante es ver las posibilidades de expansión que nos ofrece nuestro ordenador. Por lo general, un equipo de sobremesa tendrá disponible tanto SATA como PCI Express en alguna de sus versiones, mientras que en un portátil lo más probable es que sólo esté disponible la primera. Además tenemos que tener en cuenta la versión de la conexión, para determinar la velocidad teórica máxima a la que puede trabajar la unidad SSD que tenemos que adquirir.
A partir de aquí tenemos que evaluar qué disco nos vamos a comprar. Los modelos al alcance del consumidor, en la gama media-alta suelen tener valores de lectura de hasta 550 MB/s y de escritura de hasta 520 MB/s.
Recordemos que la conexión SATA III ofrecía transmisión hasta 600 MB/s por lo que este tipo de conexión sería suficiente. Si queremos la gama más alta de discos con una velocidad de lectura y escritura mayor ya tendríamos que ir a buscarlos con interfaz PCI Express. A medida que mejoran estos valores vamos a tener más rapidez, pero también el coste de la unidad SSD será más elevado.
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